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¡Debe haberlo! ¡Deséalo! ¡Habla! ¡Dime! ¡Ahora! ¡Ahora! “Deseo que vuelvas. en tu botella al fondo del Bósforo”. Así que aquí estoy, caído en tus cuidadosas manos. Parece que no podemos escapar el uno del otro. Me tienes a tu merced. El desear. Es un arte peligroso. El desear trae infinitos desenredos. No necesariamente. Bueno, está ahí en todas tus propias historias. Lo sé, pero. Dices que no eres un embaucador, y dices que tú y yo somos los autores de esta historia. Pero no soy capaz de escribirme a mí misma fuera de ella. Correcto. ¿Por qué no vuelves a meterte en tu botella y así se la daré a alguien más crédulo? Alguien más desesperado. Alguien más codicioso. No voy a volver a la botella. ¿Por qué no? No voy a volver a esa botella. Yo no voy a pedir tres deseos. Entonces, me estás enviando a mi olvido. Eres imposible. Y tú me estás dando dolor de cabeza. Muy bien. Muy bien. Esto es lo que haré. Pediré tres deseos. Lo haré. ¿Antes de morirte? Ahora mismo. Uno tras otro. ¿Preparado? Número uno. Me gustaría que tu dolor de cabeza desapareciera. Número dos. Deseo un sorbo de este té. Y finalmente, deseo otro de estos. Te burlas de mí. Tres deseos, perfectamente simples, y teóricamente seguros. Fui encarcelado por Solomon, precisamente. porque grité el deseo de mi corazón. Sólo concediéndote lo tuyo, podré ganar mi liberación. Sí, bueno, aprecio la simetría, pero el asunto es este, no puedo, por mi vida, convocar a un deseo elegible. Y tú me pides tres. ¿Hay algo de vida en ti? ¿Acaso estás viva? En algunas culturas, la ausencia de deseo, significa la iluminación. Entonces, eres una tonta piadosa. Si estoy contenta, ¿por qué tentar al destino? Y eres una cobarde. No me provoques. No hay humano, ni ángel, ni Djinn. que no se agarraría a la oportunidad de satisfacer a sus más profundos anhelos, y yo tengo que cargar con la. que dice no desear nada en lo absoluto. Alithea Binnie, ¡eres una mentirosa! Sabes, estoy empezando a desear que no nos hubiéramos conocido. ¡No! ¡No! ¡No digas eso! Así que. eso te ha pasado antes. Y fue malo. Fue malo. Fue amargo. Fue el deseo más cruel de todos.
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