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La esperanza es un monstruo, Alithea, y yo soy su juguete. ¿Así que se murió? No en la batalla. De vuelta a Estambul, Kosem necesita proteger el trono. Necesita proteger a Ibrahim. ¿El hermano pequeño? Sí. Es el último de la línea otomana. Y tiene que producir hijos varones. Así que Kosem lo encierra en una jaula forrada completamente de marta. Toda una prisión. Y una de la que nunca querrá salir. Lo corrompe de forma soberbia. Él cree que cuanto más grande es la extensión de la carne, más intenso será su placer. Así pues, Kosem se busca bellezas voluptuosas e inmensas, y las lleva a su diván. Mi destino gira específicamente en torno a este fetiche. ¿Cómo es eso? Ya lo verás. Murad ha vuelto. Y aunque regresa como conquistador, no puede despojarse de sus vestiduras de sangre. La guerra ha podrido verdaderamente su alma. Espero hasta que esté solo. Estoy decidido a atraerlo de nuevo a la piedra. No quiero interrumpir, pero tengo una pregunta aquí. ¿Te importó el tipo de deseo que podría pedir un hombre así? Uno tan insaciable. No. ¿Ni siquiera si fuera profundamente malvado? No, si significara mi libertad. La verdad es que tiene otras cosas en la cabeza. Se cree invencible, y para gobernar indefinidamente, debe deshacerse de todos los rivales. ¿Por qué desperdiciar tu espada, mi León? Ibrahim. Ibrahim. Gran hermano. Es un bebé grande. ¿Cómo podría gobernar él? Kosem tiene que detenerlo. De alguna manera, necesitaba distraerlo de su sed de sangre, con otras gratificaciones. En primer lugar, ella se encargó de que él estuviera perpetuamente borracho. Y luego intentó algo muy astuto. Algo que podría gustarte a ti. Manda a buscar, de todos los rincones del Imperio, a los mejores narradores. Los que no son persuasivos. huyen atemorizados o caen ante su impaciencia. Sólo hay uno que tiene la capacidad de encantarle. El calmarlo con historias, para mantenerlo como rehén de su desarrollo. Este es su único amigo. Y esa amistad se convierte en amor. Ya que no hay nada más que hacer, yo escucho con gratitud, porque a mí también me encanta perderme en sus historias. Cuando el viejo se muere, todos en el palacio huyen a las calles,
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