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conversaciones con Charles Cullen. Uno de los papeles esenciales para mí en la investigación era mantener esa relación con Charlie. Teníamos un asesino en serie suelto. Debíamos asegurarnos de que, uno, no vaya a fugarse e irse a donde no pudiéramos rastrearlo, y, dos, no encuentre otro puesto como enfermero en otro centro donde volviera a sus viejos trucos. Sabíamos que estaba buscando trabajo. Sabíamos que, emocionalmente, estaba cada vez más deprimido. Era difícil escuchar su voz. Sentía que. lo estaba traicionando. Pero en el fondo sabía que iba a seguir matando y se saldría con la suya. Mi mente se aceleró. Sentía miedo. de ser atrapado. No podía parar. Me había postulado. para un puesto de tiempo completo en otro lugar. Y sabía que volvería a suceder. INVESTIGACIÓN, DÍA Amy vino a nuestra oficina y nos advirtió sobre patrones que deberíamos buscar. Iba la oficina y me sentía parte del equipo. Y me di cuenta de que tal vez era una voz pequeña, pero hablaba un idioma que ninguno de ellos podía hablar. Les pregunté: “¿Dónde están los registros de Cerner?”. Y Danny y yo nos miramos y preguntamos: “¿Quién es Cerner?”. Nos dijo: “No es una persona, es una cosa”. Les dije: “Son todos los registros de los pacientes”. Sin los registros de Cerner, sería muy difícil poner esa jeringa en su mano. Cuando volví a trabajar, empecé a imprimir los registros de los pacientes para poder revisarlos. Al parecer, cuando nadie la veía, iba a la computadora e imprimía montones de información sobre los pacientes, sabiendo que la institución podría demandarla. Eso requirió mucha fortaleza. Ponerme bajo ese tipo de estrés era preocupante para mi salud. Sin embargo, sabía que, aunque estuviera arriesgando mi vida, debía ayudarlos. Usamos toda esta información para hacer referencias cruzadas. Era un rastro de documentos que se remontaba a Cullen. Si podíamos probar una muerte, podíamos atraparlo. REVERENDO GALL, Necesitábamos un cuerpo. Necesitábamos obtener digoxina del tejido. Pensamos que el reverendo Gall era nuestro caso más fuerte, a pesar de haber muerto varios meses antes. Nunca me imaginé que él vendría a mi casa y diría:
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